Romina Cazón, nació
cuando el gallo se quedó dormido en el fondo de su casa, unos meses antes
de que iniciara la guerra por las Islas Malvinas. Quiso ser política, por
eso es poeta. Cuando era una niña, ganó el primer premio por imitar a los
borregos. Desde entonces comprendió que la poesía estaba ligada al ruido.
Se la puede acusar
con facilidad por exceso de nostalgia, mas no por lamebotas. El primer
instrumento que tuvo en sus manos fue el piano, pero nunca lo amó como el
instrumento a ella, tal vez por eso todavía hacen el amor.
Normalmente aplasta
el trasero por muchas horas para producir texto, imagen y sonido. Casi nunca ve
un centavo por la labor artística, pero eso no le preocupa. Su preocupación está en el lenguaje y sus posibilidades.
Escribió varios
libros de poesía, ninguno que haya sido bueno, porque el de usted u el de otros
siempre será mejor.
Ganó varios premios y
apoyos, pero el mejor está por venir,
asegura confiada, mientras se rasca el ombligo. Todo lo que publica, es
elaborado en su casa, junto a sus felinos.
Dirige Revista El
Humo, Zona no verbal y Poetas en mp3. Muy a menudo reside en su blog
Exceso de nostalgia